A la increíble “resurrección” de la madre de Bobby, sólo la primera pieza de un puzzle, se une el dilema al que debe enfrentarse Rathraq. Los restos de este dios guerrero, que una vez fue poderoso, están de nuevo vivos, poseídos por el alma de un demonio enojado y vengativo. Ahora Rathraq tiene que decidir si luchar contra su propio cadáver viviente o junto a él, y para ello tendrá que echar mano de su mortal escudero.