A través de la pequeña y entrañable Taeko descubrimos los anhelos de una niña de diez años. Aquel primer amor, cómo se come una piña, las inacabanles triquiñuelas para dejar la comida en el plato... historias sencillas y cotidianas que el director Isao Takahata supo interpretar a la perfección en su película para el Studio Ghibli en 1991.
