Varias compañías destacaron durante la llamada Edad de Oro del videojuego español, pero tan solo una de ellas se dedicó exclusivamente al muy particular género de las aventuras conversacionales: Aventuras AD. En un mundo donde imperaban los re ejos felinos y la sincronización más precisa, un grupo de jugadores preferían tomarse las cosas con calma, analizar los problemas que presentaba el juego, teclear sus acciones y leer.