En marzo de 2007, la artista estadounidense Sarah Glidden decidió aprovechar el programa “derecho de nacimiento” que ofrece a todos los judíos del mundo una visita pagada a Israel. Un viaje que pondría a prueba sus ideas preconcebidas sobre el confl icto israelo-palestino, y que le proporcionaría la energía emocional y creativa necesaria gran obra.