En estos
cuentos, escritos entre 1945 y 1952, la desbordante imaginación del ya mítico
escritor Boris Vian parece no imponerse límites : desde el lobo-hombre que, «se estrena» en un
hotelucho de Montmartre hasta la bailarina del Bronx, que sólo se excita atropellando
a perros y personas con un taxi, todo es posible. También circulan por estos
relatos pícaros, chorizos y chiflados de toda índole, fauna pintoresca de gente
rara que a Vian le sirve para crear
esas situaciones grotescas, absurdas e hilarantes que le son tan familiares y
que nos invitan a compartir el frenético mundo de la inmediata posguerra en el
que él agotó su corta vida.