Es la hora de dormir, y papá mono se encarga, amorosamente, de llevar a los monitos a la cama. Pero es tan despistado que se olvida de todo: de los pijamas, de los vasos de agua, de la luz quitamiedo, de conjurar al monstruo del armario, del beso de buenas noches... Y los monitos tienen que reclamárselo todo una y otra vez